Han
sido tres cursos en los que se ha profundizado en una amalgama de
metodologías activas, que han ido poniendo en el centro del
proceso al alumnado: desde los grupos clase, pasando por los equipos
de trabajo y llegando hasta cada uno y una. Y una de esas personas ha
sido quien escribe, que ha ido desplazando su posición en el aula
hasta confundirse con el colectivo y poder disponer así de una nueva
perspectiva, mucho mejor que la mantenida hasta entonces.
Durante
este tiempo se han ido afinando las propuestas, mejorando los
recursos, haciendo una aproximación más fidedigna al plan y sus
objetivos y a estas alturas no se puede encuadrar Proyecto 42 en
“flipped”, “ABP”, o cualquiera otra de las propuestas
metodológicas activas que son el pan nuestro de cada día, porque
participa de ellas de una manera flexible y abierta, haciendo
hincapié en el proceso de aprendizaje y en la adquisición de las
competencias.
Mejor
centrarnos en lo realizado el curso anterior (2016-2017) en tres
grupos de 4º de ESO para plantear posibilidades para el siguiente,
inmediato ya:
Dado
que estamos en el programa de gratuidad de libros, se hizo el reparto
a título burocrático y como posibilidad de consulta rápida y sin
conexión. Hay que decir que los libros de Historia, por esas cosas
que pasan, tienen tantos años que los últimos temas no son ya
históricos sino prehistóricos,
con una obsolescencia propia de este tipo de recursos, entre otros muchos inconvenientes. En treinta
años de ejercicio docente nunca ha sido el eje del laburo cotidiano
para queja de buena parte de mi alumnado.
Más
interesante: un AulaVirtual en una Plataforma
Moodle recién estrenada, en
la que se colocaron, ordenaditos, recursos: vídeos, textos, enlaces,
y que establecimos como
nuestro lugar de encuentro y
aprendizaje mutuo; a ella había que subir las tareas y relacionarse
en el Foro.
Además,
teníamos las redes
sociales a nuestra
disposición, principalmente Twitter e Instagram, y una gran cantidad
de posibilidades por descubrir.
Para empezar, cambiamos el nombre de la materia, que eso de
“Geografía e Historia de 4º” mola poco y falta a la verdad, ya
que de geografía más bien nada, y la llamamos “Proyecto 42:
viajando en el tiempo”. Lo del 42 ya se ha explicado en otro lugar y no se va a insistir más, pero para lo del viaje, qué mejor
que una TARDIS para trasladarnos a placer por el tiempo y el espacio.
E iniciamos la andadura, partiendo de un episodio de Doctor Who, que
gira en torno a tres momentos temporales, siendo uno de ellos en el
reinado de Luis XV y en el que tiene un papel primordial Madame de
Pompadour (“La chica en la chimenea”, por si alguien quiere
verlo). A partir de ahí, un cuestionario muy abierto y
competencial, en el que se valoraba cómo habían llegado a obtener
la información y se pedía la fuente, sin importar cuál hubiera
sido. Ni que decir tiene que el alumnado reaccionó con un amplio
espectro de actitudes, desde la sorpresa al desconcierto, pasando por
sentimiento de diversión y buen rollo envidiables.
Los
contenidos de la materia se dividieron en varios proyectos:
“Viajando
deprisa”, como
si fuera el “previously” de
las seres. Se planteó usar
la técnica de pechakucha para que los equipos expusieran al resto
las grandes etapas de la
Historia y sus principales características.
Como cabría esperar, las presentaciones resultaron bastante
mecánicas y escasamente creativas. Eso
sí, sirvió para entrar en
calor con las exposiciones orales, las rúbricas y la coevaluación.
“Evolution
is the revolution” (políticas
y tecnológicas, siendo esta última recurrente hasta nuestros días,
de ahí que haya varias
“entregas”). Se
mantuvieron los equipos que se habían formado espontáneamente, a
sabiendas de que habría que modificar los componentes. Empezamos a
entrar de lleno en metodologías flipped y ABP, usando vídeos,
material de estudio y adquiriendo el hábito de "se estudia
en casa, se trabaja en clase". El
objetivo global es que fueran tomando conciencia del significado
histórico del cambio y de la permanencia, de las maneras en que se
producen, más allá del dato concreto. Se alternaban tareas
individuales con las de equipo, cuya realización y entrega pasaba
por varias fases de corrección online, elaboración de portfolio,
exposición oral, coevaluación y elaboración de cuestiones por
parte de los equipos acerca del aspecto trabajado, para reaizar un
cuestionario global y específico para cada uno de los grupos de 4º,
dinámica que se ha
mantenido.
Una
vez expuesto el primer proyecto “de verdad” del curso, ya se
disponía de información suficiente como para establecer equipos que
cumplieran los requisitos del ABP: heterogéneos, y hay que confesar
que la composición no
suscitó entusiasmo alguno, sino todo lo contrario; eso de romper los
típicos grupos de gente trabajadora, interesada y que “va bien”
para meter a gente con dificultad o escasamente interesada les
pareció que era cuando menos, injusto. Fue una de las pocas cosas
impuestas y que no admitieron discusión.
Los equipos se mantuvieron
hasta final de curso.
“Nuestro
imperio”: los
equipos asumían el papel de los grandes imperios coloniales para
analizar las causas de su expansión, cómo y dónde se había
producido y las consecuencias. No era raro encontrar al Imperio
Británico hablando en clase con la Francia imperial para aclarar el
incidente de Fachoda. Casi un rol play.
Como
estábamos a finales del XIX, aprovechamos para montar un debate a
tres bandas entre gente partidaria del Antiguo Régimen, liberales y
proletarios, con la presencia y colaboración del profesorado de
Lengua.
“La
Gran Guerra”.
Cada equipo eligió un tema para profundizar, y una herramienta
digital diferente para presentarlo: mapas, portadas de periódicos,
ejes cronológicos digitales, murales y paneles digitales para
analizar escenarios, personajes, cronología, hechos fundamentales,
víctimas...
“El
laberinto de Entreguerras”. Con
la herramienta Smore,
cada equipo analizó los sistemas autoritarios europeos en el período
de Entreguerras, además del crack del 29 y la Gran Depresión, así
como la Dictadura de Primo de Rivera en España. Con estos paneles se
llevó a cabo una exposición interactiva a final de curso, como se
explica más adelante.
“La
2ª Guerra Mundial”.
Mantuvimos la misma dinámica que para la Primera, resultando de
especial interés el tema elegido
por uno de los equipos sobre
los avances científicos y tecnológicos relacionados con el
conflicto.
“El
mundo reciente”: desde
el mundo dividido en bloques hasta nuestros
días, los equipos eligieron un tema de entre los que se les ofrecían
u
optaron por algún otro que fuera de su interés, desde una
perspectiva muy abierta, para hacer una presentación digital
expuesta mediante pechakucha. Originales e interesantes los que
hicieron en torno a los movimientos socioculturales y de evolución
de la música desde la 2ª Guerra Mundial hasta la actualidad.
“Esto
no tiene conclusión”. Siguiendo
el formato de los reportajes del programa “Informe Semanal”,
grabaron y editaron un vídeo que incluyó
la presentación a cargo de un chico y una chica, acerca de temas
actuales, cuya duración total rondaría los cinco minutos. Además
del valor intrínseco del proyecto en sí, a esas alturas del curso
resultó catártico por lo divertido: se improvisó un croma
aprovechando
el verde de una de las paredes del Centro, introdujeron cabeceras y
créditos, se pusieron corbatas y chaquetas (aunque mantenían los
pantalones cortos, que hacía mucho calor) y dispusieron de toda la
autonomía necesaria. Cada
grupo grababa donde podía, y el Instituto parecía más un estudio
de televisión que un Centro de Secundaria.
Con todo, lo más importante ha sido el trabajo realizado en el aula, con toda su parafernalia: el diario de clase a título individual, el canvas, rediseñado este curso a partir del conocido de Proyecta13, bastante más operativo en nuestro contexto, y bastante similar al que usa para el desarrollo del software. A pesar de lo "raro" de los términos, la concreción del canvas es un papel en formato A3 que funciona mediante post-itt pequeñitos; en este documento queda establecido el proyecto, el formato elegido para su concreción, la distribución de tareas entre quienes componen los equipos, las principales competencias trabajadas (pronto se dieron cuenta que todas), las fechas previstas de entrega y, sobre todo, en qué punto se encontraba la tarea, trasladando los post-itt de una zona a otra del canvas según avanzaba el trabajo.

Una
vez concluída la tarea propuesta, se hacía una primera entrega en
el Aula Virtual para la revisión inicial, que daría lugar a una
mejora en su caso. Posteriormente, se dedicaba una sesión a la
exposición oral en
clase,
que era evaluada en conjunto usando un documento específico basado
en la rúbrica, como
éste, que corresponde a la coevaluación de los proyectos realizados
con Smore.
Para concluir con el bloque, se pasaba un cuestionario a partir de
las preguntas elaboradas por los equipos y de forma acumulativa, se
proponía un cuestionario cada vez más amplio (no se elimina
materia, aunque la evaluación haya sido positiva) on line,
disponible en el Aula Virtual, que incluía varios tipos de
preguntas, a cumplimentar en casa. El objetivo, en este caso, no es
la “rendición de cuentas”, sino seguir aprendiendo.
Durante el curso se han elaborado y
compartido con el grupo-clase presentaciones (google slides), murales
digitales (smore), paneles (padlet), mapas conceptuales (creately),
vídeos…, que se han publicado en Twitter y se han subido al canal
de Youtube del Centro, y casi a final de curso se expusieron los
murales digitales elaborados con Smore sobre el período de
Entreguerras impresos en A3 sobre cartón pluma; estos murales eran
la “versión reducida” de lo que realmente habían hecho, para
poder adaptarse al formato, pero incluían un código QR (qué gran
invento) que llevaba a quien lo escaneaba al mural “real”, con
los vídeos incrustados, que
ofrecían mucha más
información tanto textual como de
imágenes, links, ejes cronológicos...
El último mural era del
propio Proyecto 42, con un QR que en este caso llevaba a un
cuestionario de Google para la valoración de la exposición por
parte de quienes la visitaron, y un hahstag específico de la misma.
Con anterioridad se había comunicado al profesorado y a las familias
las características de esta muestra, y la necesidad de tener
instalado en el móvil un lector de QR para aprovecharla al máximo. Estábamos en el punto de abrir el aula ya no solo virtualmente, sino físicamente, al exterior.
Además
de los proyectos en equipo, en todos los temas se han planteado
tareas individuales,
muy lejos de la serie de preguntas habituales (a
título de ejemplo, hacer la
crónica periodística de la Gran Guerra y sus antecedentes desde el
año 1920, los Diarios de la Guerra, especialmente interesantes
porque fue una tarea conjunta con el profesorado de Lengua Castellana
y Literatura, y aparecieron textos escalofriantes y muy personales,
algunos de ellos con versiones “extendidas”, ya que la tarea en
sí se encuadraba en solo tres entradas: al principio, durante y al
final de la guerra. Muchos de ellos fueron publicados en el Blog de
la Biblioteca (@Bibliojuande), incluidos algunos escritos por el
profesorado).
Luces y sombras… Obviamente,
haberlas haylas: de la extrañeza y el desconcierto inicial se pasa
casi de inmediato
al alivio del “no hay exámenes”, en una visión simplista de la
propuesta, que luego se complica cuando en el resto de las materias
sí los hay y presionan. Mucho; tanto, que el famoso se
estudia en casa, se trabaja en clase se
hace casi imposible porque el tiempo en casa se dedica a estudiar en
modo intensivo el examen de turno. El otro gran problema es la
dificultad que supone el trabajo cooperativo, para el que no tienen
referente alguno, ya que ¿qué ejemplos han visto en su trayectoria
educativa? Y no solo es que no sea extensivo y habitual este tipo de
trabajo (ya se sabe que por lo general el profesorado hace la guerra
cada cual por su cuenta), sino que está escasamente valorado cuando
no ridiculizado: “Sí, claro, como tú les mandas los
trabajitos...”. No
obstante, el logo del proyecto, las chapitas (cada curso más difícil
conseguirlas de la Secretaría, siempre mal de fondos), el boca a
boca por parte del alumnado, las posibilidades que ofrece ya no de
aprender contenidos de Historia (mejor no meterse mucho en eso), sino
de establecer los medios para conseguir un aprendizaje memorable
y de otra manera, mucho más
competencial, se va extendiendo y gracias a la creatividad de los
chicos y chicas de 4º, para el próximo curso, Proyecto
42 evolucionará cual Pokémon hacia ABP42, con muchas expectativas
de romper las barreras tradicionales del aula y de las materias.
Pero eso otra historia y será contada en otro lugar (aquí mismo,
pero en otro post).
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